Manifiesto por la Paz
Aún no hemos conseguido borrar del mapa las guerras ni el hambre, las injusticias, la opresión del más fuerte sobre los más débiles (ya sean pobres, niños, mujeres o minorías…)
Este mapa muestra un planeta infectado por el odio y la intolerancia de unos, y por el egoísmo de otros, que no tienen escrúpulos a la hora de aniquilar las vidas y los sueños de los demás para conseguir su propio beneficio. Todos los lugares marcados sostienen en la actualidad conflictos bélicos que ya se han cobrado millones de víctimas. Y seguirán haciéndolo si no conseguimos concienciarnos de que la solución a los conflictos no se encuentra en las guerras, sino en la paz.
(Angola – República de Burundi – Guinea Conakry – Nigeria -…….Tibet)
Pero la violencia no está presente sólo en estos lugares. Forma parte de nuestro día a día. La violencia afecta a todos los ámbitos de la vida social. Estamos expuestos a ella a través de videojuegos, de las letras de muchas canciones, de películas, de programas televisivos. A diario tenemos noticias de conflictos armados, de atentados, maltratos, actos vandálicos… Oímos con indiferencia los enfrentamientos de políticos o famosos, llenos de agresividad y falta de respeto, y entre todos, dejamos que la violencia se extienda por cada rincón como un virus incontrolable: en el deporte, en el trabajo, en las escuelas, en nuestros hogares…
Los titulares de la prensa registran a diario sucesos dramáticos en los que la violencia juega un papel principal. Si repasamos sólo las noticias de esta semana, podemos encontrar…
Noticias internacionales:
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Noticias nacionales:
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Estamos tan acostumbrados a vivir en un mundo lleno de violencia, que oímos estas noticias impasibles. A veces nos conmueven y sentimos lástima hacia las víctimas, pero seguimos permitiendo que estos hechos sucedan cada día, porque pensamos que no está en nuestras manos poner fin a las miserias y a la injusticia.
Hoy estamos aquí para recordar que sí podemos, y debemos, cambiar las cosas que no nos gustan.la lucha por la paz. Cada día emprenderemos una nueva batalla para erradicar la violencia del planeta y de nuestras vidas. Nuestras armas serán las palabras. Nuestra fuerza, la solidaridad, y nuestro estandarte …, un mundo sin más marcas de guerras, un mundo más justo y en paz, un mundo mejor para todos. De todas las luchas, sólo hay una a la que todos deberíamos unirnos:
Por eso, hoy, en este acto, queremos manifestar nuestro rechazo hacia todo tipo de violencia y nuestros compromisos en la lucha por la paz.
Los banderines que hemos colgado simbolizan la energía positiva en un ritual del Tibet para celebrar el Año Nuevo o Lungta: Caballo de Viento. Durante la celebración, se cambian los Banderines de Oración desgastados por el tiempo para atraer nueva energía. Cada banderín lleva dibujado un caballo rodeado de plegarias. Los Tibetanos creen que el Caballo de Viento les ayudará a elevar sus plegarias y a conseguir todo lo que se propongan sin obstáculos. El Caballo de Viento lleva en su espalda la Joya de los Deseos. Esta Joya es la Compasión y la Sabiduría que debemos tener para no actuar de forma egoísta sino en beneficio de los demás seres. Aquí es donde la Confianza y el Desafío se encuentran. Una vez que poseamos esta joya, nuestra vida será bendecida y lograremos lo que queremos.
Como los monjes del Tíbet, también nosotros alzamos hoy nuestras plegarias por la paz y pedimos que la compasión y la sabiduría nos llenen de confianza en este desafío. Estos banderines representan nuestros compromisos personales en el camino hacia la paz, porque sabemos que la paz debe empezar dentro de nuestros corazones. Por eso:
- Reconocemos que la violencia no es sino un acto de cobardía por parte de personas sin dignidad ni calidad moral, y nos comprometemos a aprender a respetarnos a nosotros mismos y a los demás.
- Rechazamos los pensamientos de venganza, porque nunca nos llevarán a acciones justas ni dejarán que vivamos con la conciencia tranquila. En su lugar practicaremos el perdón y la compasión.
- Dejaremos el egoísmo y buscaremos la solidaridad, porque el bienestar de los demás siempre repercutirá en nuestro propio bien.
- Desterramos la envidia de nuestros corazones, que nos impide disfrutar del presente al anhelar siempre lo que no tenemos. Daremos las gracias por los privilegios que sí tenemos y de los que mucha gente no puede disfrutar.
- Dejaremos atrás las críticas destructivas hacia otros. Trabajaremos para ser más comprensivos y tolerantes, sin que el orgullo nos impida aprender a rectificar y permitir que otros también lo hagan, porque no somos perfectos.
- Rechazamos la mentira, por ser la semilla de muchos males y rencillas. En su lugar buscaremos que la verdad rija nuestros actos y nuestras palabras.
- Denunciaremos todo acto de violencia a nuestro alrededor y con nuestro ejemplo haremos prevalecer la justicia y la paz, tanto en nuestras acciones como en nuestro lenguaje.
Vivamos en dignidad, con dignidad. Construyamos entre todos un futuro del que podamos sentirnos orgullosos: un mundo más equilibrado, más justo, un mundo en el que los hombres dejen de devorarse como alimañas y convivan en armonía. Un mundo sin mentiras, sin guerras, sin abusos…, un mundo que merezca la pena ser habitado por cada uno de nosotros.
Luchemos juntos por erradicar definitivamente la violencia de nuestras vidas y digamos adiós, en esta quema simbólica, a todas las manifestaciones de egoísmo y crueldad:
- Racismo > El color de la piel no nos hace diferentes. Busquemos más allá de la piel: en el corazón de las personas.
- Discriminación> Ni las ideas, ni las creencias, ni el sexo, ni el lugar de nacimiento deben determinar que unas personas dominen a otras. Todos somos iguales: los mismos deberes, los mismos derechos para todos.
- Intolerancia > Digamos adiós a los fanatismos en todos los ámbitos y practiquemos el respeto hacia las diferencias. De ellas, también podemos aprender.
- Acoso escolar > No permitamos que los centros escolares sean lugares donde se prive a los demás de la libertad: libertad de ser diferentes, de tener diversos intereses y preferencias, libertad para recibir una educación y formación académica.
- Hambre en el mundo> La pobreza y el hambre son síntomas de la injusticia que impera en el mundo. Busquemos el bien común, el reparto equilibrado de la riqueza y de los recursos. Seamos solidarios y equitativos.
- Violencia de género> Basta ya de tantos crímenes injustificados y abusos hacia los más débiles. Nadie es el dueño de los sentimientos ni de la vida de otras personas. Aprendamos primero a respetarnos para poder respetar a los demás después.
- Explotación infantil> Millones de niños viven obligados a trabajar hoy en día. Luchemos por ofrecer a todos los niños una infancia digna y feliz, el derecho a recibir una educación y a crecer en libertad.
Que esta llama aleje, como el humo, todas las lacras sociales e históricas que instigan a la violencia, y que encienda la esperanza e ilumine el camino hacia la paz.
Como los monjes del Tibet, hoy también nosotros elevamos nuestras plegarias al universo liberando, a través de estos globos, lo mejor de nosotros:
Respeto, Justicia, Verdad, Igualdad, Solidaridad… PAZ.